¿Qué esperan los consumidores del marketing en el siglo XXI?

Los consumidores han cambiado, por lo que conectar con ellos implica diferentes técnicas que las usadas hace unos años. El marketing de masas está dejando paso a la comunicación personal, ya que en vez de centrarse en las cosas desde una visión generalista e intentando llegar al mercado de forma masiva, ahora hay que hacerlo de forma específica e individualizada.

Los dispositivos móviles han creado una masa de consumidores altamente empoderados, que controlan más su relación con las marcas, las empresas y los mensajes que estas emiten. Ahora son ellos quienes deciden cuándo reciben la información, y cómo y cuándo compran. Solo se puede saltar estas barreras creando momentos específicos de contacto, también llamados micro-momentos. Hay que hacer que el consumidor sienta que se le está hablando de forma directa.

Conseguir adaptarse a esto no resulta fácil. Para lograrlo, los responsables de marketing tienen que comprender el cambio de los consumidores y de sus hábitos de consumir información. Los consumidores de hoy buscan lo relevante e inmediato. Quieren que solo se le ofrezca lo que les interesa y conseguirlo ya.

De hechos sus búsquedas revelan que las cosas «abierto ahora» se han triplicado desde 2015, y las de «entrega el mismo día» han subido desde ese mismo año un 120%. Además los consumidores ponen el listón cada vez más alto con lo que esperan de las marcas y empresas.

Las empresas tienen que darse cuenta de todo esto y estar a la altura, de hecho, los consumidores ya no teclean «cerca de mi» cuando buscan algo por que dan por hecho que los resultados que reciban serán cerca de donde están.

Todos estos cambios aumentan la presión para las marcas y empresas, y para sobrevivir en el mercado necesitan datos que les ayuden a comprender las nuevas tendencias de consumo. Luego deben hacer que su marca resalte por encima de las demás, convirtiéndola en significativa. Por último, deben crear mensajes poderosos que lleguen a los consumidores de forma única. Pero hay que tener mucho cuidado con esto último. Las empresas deben saber dónde están los límites, ya que una personalización mal gestionada puede resultar inquietante para los consumidores.

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